jueves, 14 de enero de 2010

Otra historia de extraños

Él se mantiene en el lado opuesto del bar, acentúa la distancia entre ellos conforme ella, sin verlo, sigue besando a su pareja. Presume una risa genuina, la conversación se siente ajena, las voces son sólo un eco de la risa de aquella mujer al otro lado del lugar.
La sala se contrae y por sólo un instante sus miradas se encuentran, surge un círculo más-bien-alejado del centro. Son rectas, casi flechas, espinas que se rompen en el fondo de aquél espiral tan ignorado por todos. Y el que la besa no ve el espiral, no siente las espinas ni los labios, la escucha respirar agitadamente, casi preocupada. Él la abraza, inconscientemente la oculta de la mirada extraña que intenta poseerla a-lo-lejos. Ella, entre sus brazos deja crecer el miedo, sólo para salir del refugio y ahogar el ansia con vodka y cerveza.
El otro los ve molesto, siente el espiral desintegrarse y busca con ojosdedesesperado el verde ajeno, el verde que no le pertenece y que pudo ser suyo por un instante.

2 comentarios: